Si eres padre, ésta colaboración de Volatil te va a llegar a la patata. La visión de alguien que como muchos otros, ha crecido con los videojuegos, los sigue disfrutando y a la fecha, ve crecer a los suyos compartiendo un hobby.

Te veo jugar y me doy cuenta de que estamos compartiendo más que un hobby.

Con tus apenas cuatro años estas descubriendo el amor al pixel. El amor al videojuego clásico. ¡Quien sabe si estoy poniendo los cimientos de uno de los mayores hobbies de tu vida! Y te pongo a los mandos de los 8 y los 16 bits, deseando que los (casi) orígenes de esta historia te empapen, te calen, antes de que lleguen los polígonos que, pese a que a mi también me encantan, no dejan de ser otra película.

Te veo jugar y pienso en como ha cambiado todo.

No sólo que antes el niño era yo, que también; Sino en como el videojuego de hoy se parece en pocas cosas al de antes. Tiene que haber algo que los una, obviamente, pues si no a mi hubieran dejado de interesarme… y esto no ha sido así. Pero no me refiero a esos cambios en lo gráfico, en el sonido, o incluso en la jugabilidad. Me refiero a algo distinto.

Verte jugar ésto y disfrutar ambos

Te veo jugar, y pese a que te diviertes enormemente, siempre acabas diciéndome “¡papá es que me matan siempre!”.

Y a este cambio hoy quiero referirme. Intentaré huir de eso de que el tiempo pasado siempre fue mejor, pues no lo fue; Fue distinto. Dos videojuegos al año. Cambios con amigos en el cole, en el barrio, con suerte. Y una dificultad enorme, un GAME OVER casi continuo. Los juegos de hoy son paseos (¡divertidísimos paseos!), historias muchas veces de ocho o diez horas donde inicias cosas, las desarrollas y las acabas. Con el videojuego clásico eso no era tan fácil. Para alguno como yo, era una rara habis terminar un juego.

Éste chaval gozando lo que muchos hubisemos soñado.

Parece cruel entonces ponerte a jugar a Sonic 2, sabiendo que el “nivel del agua” te va a matar, o que esa plataforma en Super Mario Bros es (aun) inalcanzable para ti. Y entonces, tras tu frase, viene la mía, que siempre es la misma también: “¿Y si te matan que es lo que hay que hacer?”, y el resorte es inmediato: “Volver a empezar papá, y no pasa nada”. Yo acabo con un “exacto hijo”, y vuelves a empuñar el pad con fuerza, con risas y con ilusión. Sabiendo que volveremos a repetir el ciclo.

Amigos?

Tu aun no lo sabes pero los que estamos leyendo esto ya sí: La vida es jodida. Y mucho. Ojalá la vida fuera como los videojuegos actuales, enormes dificultades con fáciles (divertidas) soluciones. Grandes dramas resolubles de un modo u otro. Pero la vida no es así, no lo será para ti tampoco. Habrá que intentar, insistir, luchar, resistir, y mil y un sinónimos más. Y será frustrante; Será como el videojuego clásico: Caer para volver a levantarse.

Te veo jugar y me doy cuenta que estamos compartiendo más que un hobby… una lección para el mañana.

Un artículo de Volatil.

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Imágenes artículo: Google Images

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    Jul 15, 2018 @ 22:28 pm

    Bonito artículo me recuerda lo que eran los videojuegos, y lo que son hoy día. Y me siguen divirtiendo tanto los de hace 30 años como los actuales, por algo será.
    Un abrazo Juanje espero con muchas ganas verte pronto jugando un directito….para recordar alguna de las joyitas de las que hablas aquí. Cuídate mucho 😉