Tres años después del exitoso Monument Valley, ustwo Games publicó la esperada segunda parte del juego que recibió numerosos premios y galardones.
La historia continúa … (o más bien empieza)
Ahora se nos presenta Ro, que está enseñando a su hija a crear los monumentos y la geometría sagrada; que tuvo su protagonismo en el juego anterior. Aunque no hay una confirmación oficial, todo parece indicar que ésta segunda parte es realmente una precuela, al introducir elementos anteriores cronológicamente. Incluso Ro podría ser la narradora que va interactuando con Ida en MV1.
El juego se nos presenta en una vista isométrica con un trazo muy cuidado y ambientado con evocadoras melodías. Tendremos que ir ayudando a las protagonistas a viajar por estos hermosos parajes, solventando los numerosos obstáculos que se encontrarán en forma de puzzles. Para resolverlos habrá que interactuar con diversos elementos del escenario para así modificar las propias estructuras y jugar con la perspectiva, como hacer aparecer puentes donde antes había abismos; siempre jugando con ilusiones ópticas al estilo del artista neerlandés M.C. Escher.
¿Qué hacer?
Aunque el juego es muy similar a su predecesor, podemos ir descubriendo algunas diferencias con el mismo, quizás resultantes al marcharse Ken Wong para fundar su propio estudio, que fue una parte muy importante en el diseño del juego original. La principal es que ahora tenemos a dos protagonistas que manejar: Ro y su hija, eso hace que en algunos capítulos tendremos que dirigir a ambas para llegar a la salida del siguiente nivel; e incluso más adelante cada una tomará una rama diferente en la historia de manera separada.
Los puzzles parecen algo más sencillos que en la primera parte, probando apenas algunas de las combinaciones se irán resolviendo las distintas partes del acertijo e iremos progresando sin casi obstáculo. Por otro lado, aparecen nuevas mecánicas para resolverlos como los árboles que cambian su tamaño según la luz que reciben y que será necesario gestionar para completar los respectivos niveles.
Como guinda, al acabar muchos niveles seremos nosotros mismos los que podamos crear la geometría sagrada asociada a cada monumento, dibujando sobre la pantalla un trazo que se replicará por simetría que resultará en imágenes sorprendentes.