Chapuzón al pasado

Poco se sabe de este juego, no apareció en ninguna las notas de prensa que elaboraba Atari. Ni siquiera en listados internos de la compañía. Sin embargo, en 1983 estaba prácticamente terminado pero no salió publicado; se quedó en su condición de prototipo hasta que ha sido rescatado recientemente para disfrute de todos.

La historia del juego es simple, habitual en los cartuchos de la época. Somos un submarinista con afán de lucrarnos con las riquezas que esconden las profundidades marinas. Debemos de sortear los peligros existentes para hacernos con el tesoro y volver a la superficie (con la ayuda de una sirena)

 

¡A por el oro!

Sin perder de vista que el juego fue concebido en los inicios de los 80s, es fácil comprender que su jugabilidad es bastante sencilla. Manejamos libremente a nuestro buceador horizontal y verticalmente, mientras el botón nos servirá para lanzar un arpón (munición ilimitada) para defendernos de los ataques de las criaturas submarinas.

El tesoro cada vez estará más profundo. La elección del color para nuestro buzo, más que discutible

Estos enemigos también tienen un comportamiento simple, aunque encontraremos de varios tipos. Los peces se mueven tranquilamente por el agua hasta que nos ven y se abalanzan sobre nosotros; es buena idea eliminarlos mientras descendemos buscando el tesoro, porque así no volverán a aparecer cuando luego subamos con el botín en nuestra posesión.

Por otro lado, los calamares se desplazan de lado a lado de la pantalla de manera imprevista y quedando ocultos tras las letales paredes de coral. Es decir, cuanto más estrecho sea la cavidad, menos tiempo tendremos a reaccionar para esquivarlos. Por eso es buena idea haber limpiado la pantalla de peces para poder ir por la parte central y tener más tiempo de reacción. Los calamares también pueden ser eliminados, pero se regeneran sin fin.

Un prototipo muy avanzado

Tras coger el tesoro, debemos volver cuanto antes con nuestra mada sirena, antes de que se nos acabe el aire

Quizás la inminente crisis de los videojuegos del 83 que tanto afectó a Atari fue el causante que algunos juegos como éste no terminaran de publicarse. Pero a día de hoy podemos disfrutar de él, siendo un juego prácticamente terminado y listo para lanzarse; quizás con sólo unos pocos detalles a corregir.

El juego no tiene final (algo también habitual de entonces), siendo nuestra mayor motivación conseguir la máxima puntuación. Tenemos un tiempo límite en nuestra inmersión, representado por una tortuga que se desplaza lentamente en la parte superior; como indicativo que se nos acaba el aire.

El tesoro cada vez se encuentra más profundo teniendo que descender cada vez más pantallas hasta poder dar con él. Pero cuando llegamos a un cierta profundidad no seguirá apareciendo más lejos, pues sería imposible llegar y volver con la cantidad de aire que nos proporciona el juego.